Días de convulsión se viven por estas horas en Buenos Aires, la llegada de Antorcha Olímpica a la ciudad.
La llama Olímpica que evoca la leyenda de Prometeo que robo de las mismas manos de Zeus el fuego. La antorcha simboliza la evocación del espíritu olímpico de la antigüedad, importante icono de los Juegos Olímpicos. Juegos que no invitan a mejorarnos día a día para ser más rápido, más alto, más fuerte.
Todo el espíritu de lucha y valor se contrapone por el accionar del comité olímpico que únicamente busca el bienestar económico de sus miembros y mucho mas contrasta con la ideología de gobierno de la Republica Popular China, los próximos juegos se realizaran en Beijing este año, que desde hace años realiza una explotación a gran escala del entorno natural tibetano, con técnicas de caza y pesca que pueden conducir a la extinción de varias especies. Todo ello gracias a que las regulaciones actuales en la materia no son respetadas ni el tráfico de pieles restringido. Otros graves problemas que pueden afectar el ambiente a largo plazo es la creación de depósitos de residuos nucleares en la región, así como la destrucción sistemática con fines comerciales de extensos bosques, florestas y zonas verdes. Se ha calculado que hasta el 80 % de la extensión de bosques ha resultado afectada.
El líder espiritual del budismo tibetano, el Dalai Lama, desde La India solicita una solución pacifica al conflicto. Pekín sostiene que Tibet es parte de China, pero muchos tibetanos no están de acuerdo y quieren independizarse.
Todo lo que reluce no es oro y todo lo que mantiene al mundo entretenido, las Olimpiadas son solo deporte pero NO ES TAN ASI.